Bueno, ya estamos a 31 de diciembre, se acaba el año, comienza otro que lo pintan bastante negro...
Hay quien dice que esta noche no representa nada mañana 1 de enero es como cualquier otro día, ni más especial ni menos que por ejemplo 17 de febrero, pero yo reconozco que me hace cierta ilusión el cambio de año.
Intentaré vencer mi eterna pereza y preparé un pequeño ritual en el que hacer balance de mi situación actual, lo que soy y lo que quiero ser, pero claro todo eso me pone un poquitín triste, me voy haciendo mayor, la vida pasa pero para mi todo es igual, me gustaría vivir en una cajita de cerillas en un bolsillo de una chaqueta olvidada en el armario del fondo donde se guarda la ropa vieja...
Véis ya estoy degenerando a la triteza infinita y la melan colía que me produce aplastar calabazas....
http://www.youtube.com/watch?v=jTy31uDjRng
FELIZ AÑO 2009!! y sobre todo Balancearos bien para ser felices
miércoles, 31 de diciembre de 2008
martes, 23 de diciembre de 2008
Austera Navidad
Parece que este año todos nos apretamos un poquito el cinturón, la cesta venía sin jamón y si había, la cena ya no era de empresa sino de departamento y costeada por el bolsillo de cada quién, en muchas tiendas no están los exuberantes adornos propios de estos festejos y las luces parece que brillan menos...
La pregunta es si esta austeridad debe repercutir en incrementos geométricos de tristeza espitritual.
Mi respuesta es no. En los últimos años se ha asociado la Navidad a un consumo masivo, de hecho sólo era eso, las cenas y reuniones varias, engordar como un cochino jabalí, la misma cena de Nochebuena, los regalos de Papa Noel, la comida de Navidad, la cena de Nochevieja, en mi familia también había regalos en Nochevieja, la cena de Noche de Reyes, el Roscón, los regalos de los Reyes Magos y más roscón para desayunar.... ¿y todo para qué? ¿Incremento de felicidad al 100%?
Bueno está claro que a mi también me gustan los regalos, ver a mi familia, cenar marisco y demás cosas ricas, (tengo en mente homenajearme con un buey de mar en Nochevieja)...
Pero dejando todo esto a un lado, y pensando en los orígenes de estos festejos, hay paradojas ¿PORQUÉ CELEBRAMOS EL NACIMIENTO DE CRISTO LAS PERSONAS NO CREYENTES NO PRACTICANTES O ASIMILADOS?
En mi humilde opinión no tiene sentido y es por esto que me manifiesto totalmente en contra de las reuniones con gente que no te aportan nada, que ves sólo en este tipo de ocasiones y que realmente no están celebrando nada, sólo vitoreando un consumismo aprendido.
En realidad no me quería meter en esos berenjenales, sólo quería decir que los mismos que nos enseñaron a celebrar la Navidad son los mismos que ensalzan valores como la humildad, la pobreza, la resignación, etc...
Así que a quién estas fiestas le parezcan importantes les quiero animar a que se den cuenta que tal vez hay regalos hechos desde el corazón que valen más que muñecas parlanchinas y resto de parafernalia, los muslitos de pollo se pueden cocinar muy bien y si los combinas con un poco menos del marisco habitual te saldrán las cuentas, pero sobre todo, hay que aprender a disfrutar de los detalles que van conformando la vida.
Acabo de recibir una felicitación navideña en el email del curro de una persona con la que no hablaba desde hace medio año! ni siquiera me acordaba de quien era, he tenido que mirar en la base de datos del Lotus para ver desde qué oficina me escribe. Tengo que reconocer que algo sí ha animado mi maltrecho espíritu navideño, ¿qué se escriben en los emails de respuesta? Tengo que reconocer que nunca los respondo
jueves, 4 de diciembre de 2008
Los excesos del crédito al consumo
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Hace poco más 10 meses todo eran anuncios de créditos fáciles, rápidos y sobre todo sin preguntas, "Hasta 3.000 € (chasquido de dedos) en 24 horas".
¡Ahhh! ¡Felices tiempos de euforia crediticia!
Pero ya han pasado, ahora nos toca apretarnos el cinturón y olvidarnos de la cartera en casa para no gastar, hemos dado un giro copernicano y lo que más abunda el es pánico al desempleo, a no poder pagar la hipoteca, a la Navidad...
En aquellos maravillosos años no paraban de llover anuncios de innumerables empresas, muchas veces eran filiales de grandes bancos como ponía en la letra pequeña, eran créditos de poca cuantía entre 2.000 y 6.000 € que había que devolver en plazos y eso sí, a un tipo bastante alto.
Cada dos semanas me llegaban cartas de mis bancos habituales instándome a solicitar créditos, incluso me decían que no necesitaba solicitarlo porque ya lo tenía concecido, podría concederme mis caprichos, saciar mis necesidades inmediatas de consumo, y luego pedir más y más.... Hasta que, al ir a pagar la gran deuda en la que se convirtieron los inocentes 3.000€ lo único que me encuentro son dos pares de zapatos usados, un frasco de perfume vacío y la foto del viaje que hicimos.
Bueno, siempre queda el recuerdo de la felicidad que nos produjo aquéllo, si hemos jugado bien nuestras cartas y esa felicidad fue mayor a la infelicidad que nos produce ahora la deuda y el miedo a no poder pagarla: ¡objetivo conseguido!, habremos obtenido un resultado positivo, beneficio.
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Para romper este círculo vicioso, tres opciones, seguir en la dinámica hasta que te quedes como un limón exprimido, cancelar la deuda en un único plazo o declararte en quiebra y que te embarguen tus propiedades.
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