Os hablo de un tiempo
que los de menos de veinte no pueden conocer,
Montmartre en esa época,

estaba lleno de lilas
que llegaban hasta las ventanas
y era tan humilde la guarida
que nos servía de nido
que no pagaba nada,
allí es donde nos conocimos,
yo que criaba hambruna
y tú que posabas desnuda.
La Bohemia, la Bohemia,
esto quería decir que éramos felices.
La Bohemia, la Bohemia,
comíamos un día sí y otro no.
En los cafés vecinos,
éramos unos de los que
esperábamos la gloria
y aunque miserables
con la tripa sonando
no dejábamos de creer,
y cuando en cualquier restaurante
por un buen plato caliente
nos cogían un cuadro
recitábamos versos
alrededor de una estufa
olvidando el invierno.

La Bohemia, la Bohemia,
esto quería decir que eras hermosa.
La Bohemia, la Bohemia,
y que todos teníamos arte.
A menudo estaba
delante de mi caballete
después de pasar las noches en blanco
retocando el diseño
de la línea de un pecho,
la curva de una cadera
y hasta por la mañana
no nos sentábamoss por fin
delante de un café-crema
agotados pero felices
hacía falta amarnos
y amar la vida.
La Bohemia, la Bohemia,
esto quería decir que teníamos veinte años.
La Bohemia, la Bohemia,
y vivíamos del aire del tiempo.
Cuando por azar un día
me fui a dar un paseo
por mi antigua dirección
no reconocía nada
ni las fachadas ni las calles
en lo alto de una escalera
busqué el estudio
del que no queda nada
en su nuevo decorado
Montmartre parece triste
y las lilas se han muerto.
La Bohemia, la Bohemia,
éramos jóvenes, estábamos locos.
La Bohemia, la Bohemia,
ya no quiere decir nada.
La Bohemia - Charles Aznavour
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