viernes, 14 de diciembre de 2007
El Efecto Mariposa
martes, 27 de noviembre de 2007
"Desear, poseer y enloquecer" de Umberto Eco
Traducción de Alejandro Patat
Dice la leyenda que un día Gerbert d’Aurillac, o sea Silvestre II, el Papa del año Mil, consumido por su amor por los libros, compró un inhallable códice de la Farsalia, de Lucano, a cambio de una esfera armilar de cuero. Gerbert no sabía que Lucano no había podido terminar su poema por culpa de Nerón, que lo había invitado a cortarse las venas. De tal manera que, al recibir el precioso manuscrito, lo halló incompleto. Todo buen amante de los libros, después de haber cotejado un códice, si lo encuentra incompleto, no hace sino devolverlo al librero. Gerbert, para no privarse al menos de la mitad de su tesoro, decidió mandarle a quien le había entregado el códice, no la esfera entera, sino la mitad.
Para mí esta historia es admirable, pues nos dice claramente qué es la bibliofilia. Gerbert, por cierto, quería leer el poema de Lucano -y esto ya nos dice mucho del amor por la cultura clásica en esos siglos que nos empeñamos en considerar oscuros-, pero si ése hubiese sido su único deseo, habría pedido prestado el libro. Él, en cambio, quería poseer esos folios, tocarlos, olerlos quizás cada día y sentirlos como algo propio. Y cuando un bibliófilo, tras haber tocado y olido, se percata de que su libro es manco, por más que le falte sólo el colofón o una simple hoja de errata, tiene la sensación de un coitus interruptus. Que el librero le mande de vuelta el dinero (o acepte la mitad de la esfera armilar) no remedia, sin embargo, su dolor. Él sabe que podría haber tenido en sus manos la primera edición, con márgenes amplios y sin manchas ni hojas apolilladas; su sueño se desvanece; sus manos sostienen un libro discapacitado, mutilado; ninguna indulgencia al politically correct podrá convencerlo de que debe amar a esa criatura desventurada.
La bibliofilia es ciertamente el amor por los libros, aunque no necesariamente por su contenido. Claro que hay bibliófilos que coleccionan por temas e incluso leen los libros que adquieren. Pero para leer todos esos libros hay que ser un ratón de biblioteca. El bibliófilo, aun cuando se interese por el contenido, desea ante todo el objeto y, si es posible, el primero que haya salido de los tórculos de la imprenta. Hasta tal punto que hay bibliófilos (a quienes, pese a comprenderlos, desapruebo) que, teniendo en sus manos un libro intonso, no cortan sus hojas para no violar el objeto que han conquistado. Para ellos, cortar las hojas a un libro raro sería como, para un relojero, romper la caja de un reloj para observar su mecanismo.
El amante de la lectura o el estudioso aman subrayar los libros contemporáneos, justamente porque con el pasar de los años un cierto tipo de subrayado, un signo hecho en el margen o una variación entre tinta negra y roja les recuerdan una experiencia de lectura. Yo poseo una Philosophie du Moyen Age, de Étienne Gilson, de los años cincuenta, que me acompañó desde los días de mi tesis de licenciatura hasta hoy. El papel de entonces era realmente infame, el libro se deshace en migajas ni bien lo toco o paso la hoja. Si para mí no fuera más que un instrumento de trabajo, a esta altura habría comprado una nueva edición que, por otra parte, se encuentra en edición económica. Podría, incluso, tardar sólo dos días en volver a subrayar todas las partes señaladas, reproduciendo los colores y el estilo de mis anotaciones, que cambiaron a lo largo de los años y de las relecturas. Pero no puedo resignarme a perder esa copia que, con su frágil vetustez, me trae a la memoria los años de mi formación y los que siguieron y que es por lo tanto una parte de mis recuerdos.
¿Es necesario subrayar, aunque sólo sea al margen, los libros raros? En teoría, una copia perfecta, si no es intonsa, debe tener márgenes amplios, debe ser blanca y las hojas deben crujir entre los dedos. Una vez, sin embargo, compré un Paracelso de escaso valor como objeto de anticuario, porque se trataba de un solo volumen de la primera edición de la opera omnia compilada por Huser entre 1589 y 1591. Si la obra no está completa, ¿dónde está el placer? Se trata de un libro cosido y encuadernado en cuero de época, con el lomo en relieve, con un color uniforme de las hojas no obstante su edad, con firma manuscrita en el frontispicio, atravesado desde la primera hasta la última página por un subrayado rojo y uno negro, con notas al margen contemporáneas al texto, con títulos en mayúsculas rojas y florilegio latino del original alemán. El objeto es bellísimo: las notas se confunden con el texto impreso y a veces lo hojeo por el placer de volver a vivir la aventura intelectual de quien, en calidad actual de testigo, lo ha marcado con sus propias manos.
Todo ello es signo, entonces, de que la bibliofilia es amor al objeto-libro, pero también de su historia, como atestiguan los precios de los catálogos que privilegian algunas copias que, aunque imperfectas, llevan la marca de la posesión. Quienquiera que se precie de bibliófilo desea el libro más bello que jamás haya sido impreso, la Hypnerotomachia Poliphili, de Francesco Colonna, y la desea perfecta, sin manchas y sin apolilladuras, con márgenes amplios y, si fuese posible, con tablas que se desdoblan, como me aseguran que existe todavía en algún lugar. ¿Pero qué no haríamos nosotros y los anticuarios si supiésemos que circula una copia con densas notas de James Joyce escritas en gaélico? No vayan a creer ahora que, confiando en la futura valorización durante los próximos siglos de mi copia de la Hypnerotomachia, ha de agitarme una hybris tan descabellada como para querer arruinarla con un simple bolígrafo. Pero admito que, si me toca estudiar con un libro raro, me atrevo a hacer anotaciones al margen y con lápiz, lo bastante delicadas como para que un día puedan borrarse con la goma, y eso me ayuda a sentir el libro como una cosa mía. ¿Soy, por lo tanto, un bibliófilo o un bibliómano?
¿Cuál es la diferencia entre un bibliófilo y un bibliómano? La literatura al respecto es inmensa y, por extrañas razones, si los franceses escribieron cosas egregias en el siglo pasado, la bibliografía de los books on books es, en el siglo que acaba de terminar, característica de los anglosajones. Dado que en esta conversación que estoy manteniendo con ustedes no tengo intención alguna de realizar una tarea erudita, me limitaré a citar, en lo que concierne a la bibliomanía, dos libros: A Gentle Madness, de Nicholas A. Basbanes y, para quien esté interesado en un sosegado y agudo discurso acerca de la bibliofilia, el reciente Collezionare libri, de Hans Tuzzi.
Para establecer una línea divisoria entre bibliofilia y bibliomanía daré un ejemplo. El libro más raro del mundo, en el sentido de que probablemente no existen más copias en circulación en el mercado, es también el primero, la Biblia de Gutenberg. La última copia circulante fue vendida en 1987 a compradores japoneses por algo así como seis millones de dólares. Si apareciese una nueva copia, no valdría seis millones de dólares sino cientos o miles de miles. Por eso, todo coleccionista tiene un sueño recurrente: encontrar una viejita de noventa años que esté tratando de vender un viejo libro que tiene en casa, sin saber qué es, contar las líneas, ver que son efectivamente cuarenta y dos, y descubrir que es una de las Biblias de Gutenberg; después, entonces, calcular que a la viejita le quedan pocos años de vida y que necesita de curas médicas, decidir ahorrarle el encuentro con un librero deshonesto que quizás le daría sólo algunos miles de dólares (ella contentísima), ofrecerle en cambio cien mil dólares con los cuales ella, extasiada, renovaría su vestuario hasta el día de su muerte, y conseguir así un tesoro para la propia casa.
Y después, ¿qué sucedería? Un bibliómano guardaría la copia secretamente para sí, y ojo con mostrarla, pues se pondrían en movimiento los ladrones de medio mundo; y entonces, la hojearía solo, de noche, como Tío Rico cuando se baña en sus dólares. Un bibliófilo, en cambio, querría que todos la vieran y supieran que es suya. Más tarde, escribiría al intendente de su ciudad, le pediría que hospedara el libro en el salón principal de la biblioteca comunal, pagando él mismo los enormes gastos de seguro y vigilancia, y reservándose, como máximo, para sí mismo y sus amigos, el privilegio de ir a verla sin hacer la fila cada vez que así lo deseen. Pero ¿en qué consiste el placer de poseer el libro más raro del mundo, sin la posibilidad de levantarse a las tres de la mañana para ir a hojearlo? Éste es el drama: tener la Biblia de Gutenberg es como no tenerla. Y entonces ¿qué sentido tiene soñar con esa utópica viejecilla? Y bien, el bibliófilo sueña siempre con ella, como si fuera un bibliómano.
Existen tres formas de “biblioclastia”, es decir, de destrucción de los libros: la biblioclastia fundamentalista, la biblioclastia por incuria, y aquella por interés.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
Leones por corderos
lunes, 15 de octubre de 2007
Paradise Now
La película cuenta la historia de un chico palestino marcado por su entorno político y social. La pélícula empieza describiendo la vida cotidiana de Said, que trabaja de mecánico en un taller de coches. Su compañero de trabajo, Khaled, es también su amigo desde la infancia. La vida en la franja no les parece demasiado entretenida, después del trabajo a veces van al café donde fuman pipa de agua (yo las conozco por shisha), o se dan una vuelta por el monte, después cada uno a su casa, con familia.
La rutina de Said se ve alterada con la llegada de una clienta (Suha) al taller que le encandila. Suha es la hija de un famoso personaje político aunque tiene una mentalidad más abierta y más occidentalizada, no lleva velo, lo que provoca comentarios ofensivos por parte de los hombres hacia ella.
_______________________ El jardín de las Delicias, El Bosco
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lunes, 8 de octubre de 2007
La carta esférica
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La película comienza con Coy, un marinero al que una sentencia le prohíbe ser oficial de marina por 2 años, de forma que se tiene que buscar la vida en tierra, vive en Barcelona y por pasar el tiempo acude a una subasta donde echa el ojo a una mujer, Tánger, que gana una reñida puja por el Atlas marítimo de Urrutia datado del siglo XVIII. Pero a la salida de la puja ve que la amenazan los que pujaron por el atlas. La defiende y se van juntos a tomar algo.
Coy la sigue hasta Madrid, ya que ella trabaja para el Museo Naval, poco a poco se conocen y le propone un trabajo al marinero, que él acepta más por ella que por el dinero.
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Esta vez no voy a contar todo como suele ser habitual en mi blog porque se trata de una película más o menos reciente por si alguien no la ha visto. He estado curioseando comentarios de otra gente y parece que no ha gustado del todo. A mi sí, puede que tenga que ver el hecho de que no me he leído el libro.
A mi me ha gustado mucho, de las que voy a añadir a mi colección de pelis, y me ha abierto la curiosidad de leer el libro. En algunos comentarios del público decían que no era creíble, sobre todo en las escenas de cama, en esto estoy de acuerdo, aunque el resto de escenas sí me parece bonito. Otra cosa buena es la imagen, hay escenas marítimas que te hacen creer que también estás en el mar. Una muy bonita es en la que Tánger mira el amanecer desde la venta, se parece al cuadro de Dalí de Muchacha mirando por la ventana, sólo que en tonos más cálidos. En general, recomiendo verla y en cuanto consiga el libro la leeré.
jueves, 4 de octubre de 2007
La soledad del ejecutivo
Ambos están en una bar después de una negociación en otra ciudad distinta de la suya. Burton hace un comentario vanal y Smith le sigue para pelotearle, pero Burton en vez de dejarlo pasar lo investiga, y le dice que porqué le sigue la corriente si todavía no ha dicho qué le parece insoportable.
Smith hace alegato de un sexto sentido y achaca la insoportabilidad a los clientes, pero Burton dice que se refería a la temperatura del local. Entonces dice Smith, que si, que tiene razón que hace mucho calor. Entonces dice el jefe que lo que hace es frío, y Smith empieza a decir que efectivamente hace frío.
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Burton no le deja seguir, dice que no es necesario que le siga la corriente y que es libre de sentir calor o frío.
Están un rato callados y Burton le comenta que se alegra de que le acompaña. Smith henchido de orgullo se vanagloria y hace referencia a su valía profesional, pero Burton le corta diciendo que es por la soledad por lo que se alegra. Luego Burton le pregunta de si la idea de estar en el bar y acostarse con una prostituta no le parece divertida, Smith, por supuesto, asiente. Burton plantea las limitaciones de esa ciudad, ya que esa ciudad sólo tiene ese local de alterne y una sola prostituta que va a ser para él.
Smith dice que le parece lo correcto y que se irá a dormir cuando Burton se vaya con ella. Entonces Burton le propone que cuando él haya terminado se la pasa a Smith, a éste no le hace mucha gracia, y Burton le pregunta que si es que le parece una humillación regocijarse con el cuerpo que él ha gozado previamente. Smith se apresura a decir que no, al contrario le parece el mayor honor que le puede hacer. Brindan y esperan al sublime momento.
Esta obra muestra la sordidez que hay detrás de gente que parece respetable. Tiene en general un lenguaje elevado y hasta filosófico, y sobre todo es el peloteo que tiene todo el rato Smith, pero el inquisitivo Burton no le deja, ya que le obliga a justificarse todo el rato. No se deja ver demasiado el carácter de Smith, parece un joven trepa que no habla más que de negocios, y que está claro que no quiere retozar con la amiguita de su jefe.
Burton parece un hombre algo mayor, que en su juventud sería nuy parecido a Smith, probablemente casado y aburrido de ese matrimonio y de su mujer gorda.
La obra no está mal, no demasiado novedosa y tal vez los personajes estereotipados. La cuestión sería si la realidad es así. Supongo que en unos casos sí y en otros no. De momento prefiero pensar que el amor es para siempre, la gente quiere a sus familias y la vida es de color de rosa.
miércoles, 26 de septiembre de 2007
Nueva compañera en la oficina
Hoy han instalado en la oficina una máquina de zumos, patatas, sandwiches y chucherías diversas, en breve traerán otra de café, que, de hecho ya la había pero parece ser que han decidido cambiar de proveedor.
La cosa es que tenemos una cafetera que va por pastillas y que no hay que para hacerse un café no hay que pagar nada, nos invita la empresa a los 3 ó 4 cafés diarios.
Esta idea tan buena viene por parte de la dirección general de la empresa, ya que se pretende lograr un triple objetivo:
1. Sacarse uno centimillos con las ventas, hay que decir que tienen un precio bastante bueno.
2. Que los trabajadores no perdamos el tiempo bajando a comprar algo o mejor todavía, que no bajemos a desayunar fuera, eso implica mínimo media hora perdida.
3. Suprimir las invitaciones a café por parte de la empresa, hace tiempo que quieren quitar la cafetera gratuita, pero hay que agradecer al departamento de compras la resistencia mostrada hasta el momento...
No es que no me guste la idea aunque veo el peligro de andar picando entre horas esos bollitos que se llaman Conchas y cuestan 50 céntimos. En la universidad los tenían y por lo menos uno a la semana caía.
Otra cosa que levanta mis suspicacias es el hecho de que a partir de ahora van a poner tarjetas para entrar a la empresa, la excusa es que es por seguridad, entre tú y yo creo que es más bien para controlar las horas que estamos o los minutos que no estamos currando. Tampoco es que me parezca mal, lo que me molesta es que no se diga y se anden con tonterías de seguridad y tal.
Personalmente no me siento muy afectada porque no fumo y las bajadas a desayunar sólo los vienes. Lo que me ha hecho gracia es ver el éxito con que se ha acogido a la máquina.
A las 14 estaba ya totalmente habilitada, y a las 17 he visto a un grupillo de gente merendando las cosas ricas de la maquinita, ya veremos en que acaba esto pero seguramente de aquí a unas semanas estamos un poco más rellenitos.
Confieso que llevo toda la tarde deseando comerme un bollito de esos para hacerle los honores de bienvenida a nuestra nueva compañera, pero he resistido bastante bien, ya sólo faltan 20 minutos de resistencia, je je..........
sábado, 15 de septiembre de 2007
Objetivos del milenio
Porcentaje de renta o consumo del quintil más pobre del planeta. Quiere decir que el 20% más pobre de la población, mejore comparativamente su renta o su consumo, de forma que su participación en la renta mundial sea mayor.
Malnutrición infantil. Se refiere a los niños de hasta 5 años que pesen dos veces menos que la media del estándard internacional de peso-edad.
Tasa de estudios primarios completos. Porcentaje de estudiantes que han completado el último curso de primaria, si bien no quiere decir que todos los que hayan completado ese curso tengan el mismo nivel de aprendizaje porque el sistema educativo es muy diverso.
Ratio de paridad de género en primaria y secundaria. Se trata de eliminar la disparidad del porcentaje de niños frente al de niñas en las escuelas de primaria y secundaria.
Tasa de mortalidad por debajo de los cinco. Reducir la probabilidad de muerte en niños menores a cinco años.
Ratio de mortalidad maternal. Tasa de mujeres que mueren al dar a luz.
Nacimientos en establecimientos sanitarios. Número de partos atendidos en hospitales y maternidades por personal sanitario.
VIH. Personas infectadas por el VIH.
Esos son los objetivos del milenio. La referencia bibliográfica principal ha sido:
World Development Report 2007. World Bank.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
El Gran Dictador de Charles Chaplin
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Discurso final del barbero (español):
http://www.exordio.com/1939-1945/civilis/cine/grandictador.html
De todo un poco:
http://www.mangafilms.es/elgrandictador/
martes, 21 de agosto de 2007
El Piano de Jane Campion
El otro día vi esta película en el cine de verano de la Complutense, y la verdad, es que me sorprendió muy gratamente.
Se trata de una mujer que se quedó muda a raíz de un shock y que contrae matrimonio con un colono de Nueva Zelanda. La historia transcurre allí en la época colonial.
El piano que se lleva consigo juega un papel crucial en su vida, ya que, es la forma que tiene de transmitir sus sentimientos y estados de ánimo.
La película invita a reflexionar sobre la situación de la mujer en esta época y de los distintos tipos de relaciones afectivas que se establecen. Además se ve el cierto rechazo de la gente ante las personas que son "diferentes".
La banda sonora es muy buena, (de las que provocan un escalofrío cuando las oyes), uno de los temas se hizo muy popular gracias a otra película, la de Amelie, ésta por cierto también me gustó mucho.
Os quería dar un poco de información del Cine de Verano de la Complutense. Lo instalan en el Jardín Botánico de la Complutense, que está en la Avenida Complutense en frente de la facultad de Biología, la entrada es gratuita y la cartelera se organiza en ciclos.
Este viernes 24 de agosto empieza el ciclo de Charles Chaplin. En agosto y septiembre las películas empiezan a las 22:00 horas. Antes de llegar a la pantalla hay un montón de sillas, coges las que te vayan a hacer falta y cuando se acabe la película se vuelven a colocar. La gente se lleva incluso al perrito (un perro de mascota) para que vea las pelis, otros el bocata y a mi lo que más me gusta llevarme son las clásicas pipas del cine de verano.
Cuando era pequeña las noches de verano en la playa las pasábamos en el cine, con el bocata para cenar y con la bolsa de pipas. Claro que luego lo pusieron tan caro que ya no íbamos, y finalmente lo quitaron.
Es que ése es uno de los problemas que le veo al otro cine de verano que conozco en Madrid, que la diferencia de precio con el cine normal es tan poca que no merece la pena ver una peli antigua y estar en una silla de cine de verano, que no tiene nada que ver con las pedazo de butacas que ahora ponen en los cines.
Os pongo la dirección de internet del Cine de Verano por si le queréis echar un vistazo a la cartelera:
http://www.ucm.es/info/ucmp/pags.php?COOKIE_SET=1&tp=Cine%20y%20teatro&a=directorio&d=0003666.php
jueves, 16 de agosto de 2007
Drácula de Bram Stoker
Al libro al que me estoy refiriendo es el original de Bram Stoker, el que está estructurado en cartas cruzadas, en diarios de los persinajes y noticias de prensa.
Hago esta aclaración porque es un libro que ha sido versionado, siendo la versión más conocida, la que llevó Francis Ford Coppola al cine, en la que los protagonistas eran Winona Rider en el papel de Wilhemina Murray, y Keanu Reeves, como el pasante de abogado Johnatan Harker, entre otros conocidos actores de Hollywood, esta película, de la cual hay también un libro, cuyo título es Drácula, el amor nunca muere, también comentaré, es elprimero de drácula que me leí, y la película que se hizo fue muy buena, de hecho, el otro día la volví a ver, y no es de esto que ves una peli más o menos antigua y ves los efectos cutres.
miércoles, 15 de agosto de 2007
Homenaje a un profesor universitario
Evidentemente no todas las clases son así, y mucha parte de responsabilidad la tiene el alumno. En este sentido, tengo que decir, que los primeros años de facultad fueron así, luego ya es distinto. Ahora que me faltan unas horas para terminar de licenciarme, y con eso, una de las etapas más importantes de mi vida, es mi tarea no olvidar sino seguir aprendiendo.
Volviendo a nuestro profesor, decir que me ha enseñado a comprender todo el esfuerzo que hay detrás de algo en lo que, tal vez, no nos hemos fijado. Y esto lo aprendí porque el señor Villota organizó un ciclo de conferencias para doctorandos, y el cartel que lo publicitaba era la figura del pensador como mirando al mar.
Parece muy evidente, pero poca gente había reparado en los carteles, a pesar de estar distribuidos por toda la facultad, y al profesor le había llevado el esfuerzo de más de dos semanas sólo en diseñar el cartel. Lo que quería decir era que la persona tiene que adoptar la actitud del pensador aunque la inmensidad del conocimiento (representado por el mar) sea inalcanzable.
Estoy muy agradecida a casi todos los profesores, y a Villota en especial por haber ido mucho más allá de lo que es dar una asignatura, nos ha enseñado su forma de vivir, de pensar,...
Nos decía que antes de ser economistas tenemos que ser humanos, una cita de Fernán Caballero que se me ha grabado dice así:
"Sé justo antes de ser generoso, sé humano antes de ser justo."
Esto lo decía a cuento de las calificaciones que pone en los exámenes.
Otra cosa que me caló fue:
"Me he pasado mi vida buscando la virtud, la belleza y la justicia. Merece la pena, pero te obliga a la soledad."